jueves, 22 de marzo de 2018

Cariño, por mi puedes morirte de frío.

Si te escribiese una carta te diría que no volvieses. O al menos que no volvieses a pisar mi casa cuando hayas bebido las suficientes copas como para jurarme que me quieres y me quieres.



Te diría tantas cosas que en vez de una carta tendría que publicar un libro 
y en su presentación honrar tu foto como 
"el chico con las manos grandes y el corazón pequeño".




Tendría que tener los suficientes capítulos como para que tu mente simple adquiriese la capacidad de comprender todos y cada uno de los días que me hiciste pasar, así que para facilitar la tarea las páginas serian negras (como tu futuro), la letra roja (como la sangre que dejamos en que esto funcionase) y el título verde (como te suelo poner cada vez que oigo entre risitas, enfermedades venéreas y cuchicheos tu nombre).




El libro no tendría más precio que la sonrisa en la cara de quien al leer tal aberración supiese de qué estoy hablando y con el gesto de un traidor cómplice admitiese mi dolor y tu derrota.


¿El final? 



El final del libro serías tú recibiendo esta carta y rompiendo a llorar.

Sujetándote el corazón con una mano y el orgullo con la otra.
Elevando ambas y rezando a todos los dioses en los que nunca has creído.
Rezando, suplicando por que la única idiota que descubrió que sólo eras un niño perdido
volviese esa noche y te tapase ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario